La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca (ya de por sí el nombre de la casa es para que uno como él no entre nunca) es como la concreción de la profecía aquella de que la decadencia de la iglesia llevaría en algún momento a entronizar como pontífice a un cardenal de raza negra. Hoy, somos todos fieles del dios consumo y su imperio es Estados Unidos, así la analogía bien vale la pena. No confío de antemano en los cambios que realizará Obama en Norteamérica ni en la política hacia América Latina, pero espero que los haga. Supongo que es un gran mérito llegar en estas circunstancias a la Casa Blanca, cuando el capitalismo está recibiendo el peor golpe y sus decisiones pueden hacer que nuestra percepción hacia ellos cambie…o no.
Hay un artículo de Raúl Sohr que explica el triunfo de Obama y detalles importantes como la política que se espera para América Latina. Pueden leerlo aquí.